La rinoplastia es la cirugía destinada a remodelar la nariz. Puede disminuir o
                            aumentar su tamaño, cambiar la forma de la punta o del dorso, estrechar los orificios
                            nasales o cambiar el ángulo entre la nariz y el labio superior. Siempre con el objetivo de
                            armonizarla con el rostro y crear un equilibrio natural, atractivo.
La nariz
                            constituye el centro de la cara por lo que su forma y tamaño nunca pasan desapercibidos. A
                            veces pequeños cambios en la misma pueden aportar o realzar la belleza de un rostro. La
                            intención de la rinoplastia es que la nueva nariz no llame la atención y se integre
                            plenamente al contexto general de la cara.
                            Muchas veces los problemas estéticos van acompañados de problemas funcionales. En estos
                            casos la rinoplastia corrige los problemas estéticos y funcionales de la nariz. 
                            
La rinoplastia exige del cirujano un profundo conocimiento de las estructuras
                            anatómicas, pero además es la más artesanal de las cirugías estéticas; es aquí donde el
                            criterio de belleza del profesional y su propio arte juegan un papel fundamental.
                            
La cirugía puede realizarse con anestesia local, sedación o anestesia general, eso va a
                            depender de la entrevista con el cirujano quien evaluará las características del paciente,
                            es decir, si es tranquilo o no y el grado de dificultad que presenta el procedimiento.
                            
Generalmente es un procedimiento ambulatorio, es decir que no requiere de internación.
                            A diferencia de lo que puede parecer, la rinoplastia no es una cirugía dolorosa, aunque es
                            habitual cierto edema post operatorio.
                            El postoperatorio suele no ser doloroso, puede haber algún hematoma debajo de los ojos que
                            cede a los pocos días. Se deja un yeso 7 días y algunas veces se colocan tapones durante 24
                            a 48 horas.
                            Es conveniente que durante los primeros meses no se exponga de manera prolongada al sol
                            porque el calor puede aumentar el edema o retrasar el resultado final.
                            Si se usan anteojos que estos no sean muy pesados o movilizarlos continuamente para que no
                            hagan presión sobre la piel.
                            Se aconseja no realizar deporte durante los primeros 30 días luego de la operación.
                            El resultado estético se puede comenzar a ver recién a partir de las 3 semanas; al principio
                            cuando se mire al espejo se verá extraño, la nariz estará hinchada y tal vez no presenta
                            buena definición, si bien el cambio de forma se ve al retirar el yeso.
                            El resultado definitivo se aprecia recién pasado los seis meses a un año y el mismo
                            dependerá de las características anatómicas, óseas, cartilaginosas y grosor de la piel de
                            cada individuo.
